abril 04, 2006

Ley Televisa

Había una vez... había una vez una historia... lea usted:

Era la noche del viernes 3 de febrero. En el hotel restaurante Rodavento de Valle de Bravo, la cantante colombiana Shakira acababa de terminar su espectáculo ante las casi 100 personas que Televisa invitó a una "encerrona" de dos días. Los tres principales candidatos presidenciales -Andrés Manuel López Obrador, Felipe Calderón Hinojosa y Roberto Madrazo- ya habían comparecido ante un incisivo Bernardo Gómez, vicepresidente de la empresa.

Una vez concluido el acto de Shakira, Gómez animó a los invitados a presenciar una pelea de gallos en un palenque improvisado en los jardines de ese hermoso lugar, que cuenta con cabañas, spas privados y lagos artificiales, y que colinda con los terrenos donde tanto él como Emilio Azcárraga Jean construyen sus mansiones en Valle de Bravo.

De este lado, dijo Bernardo Gómez, está el "gallo" de Televisa, y en el otro, el "gallo" de TV Azteca. Su amigo y jefe, Emilio Azcárraga Jean, se le acercó y le sugirió que no hiciera esas comparaciones. Engallado, Gómez prefirió sujetar a una de las aves de pelea y les dijo a los presentes: "Aunque Emilio no quiere que se mencione a nadie, sí quiero decirles que esto le puede suceder a quien se meta con Televisa".

Y degolló al ave...

Un silencio incómodo rodeó la escena. La fiesta había terminado.

Para muchos de los asistentes, incluyendo a senadores como Emilio Gamboa Patrón, integrantes de los equipos de los candidatos presidenciales e incluso para invitados especiales como el exdirector de la CIA George Tennet, y para la mayoría de los periodistas y comentaristas estelares de Televisa, el mensaje había sido muy claro.

Esto fue publicado en la revista Proceso, donde Jenaro Villamil relata lo que pasó en una reunión de funcionarios con ejecutivos de Televisa.

Si alguien tiene alguna duda de cual es la verdadera razón por la cual fue aceptada la ley Televisa... sólo hay que evocar la imagen del ave degollada...

Entonces ellos deciden que vemos... deciden que pensamos... deciden todo... y nosotros? somos capaces de negarnos a ello?