abril 07, 2006

Un minuto de silencio por todos nuestros votos

Todavía estoy pensando en el desenlace que tendrá mi voto y cuando pienso en ello, he de aceptar que también pienso en la culminación del voto de los demás.
La primera vez que tienes en tus manos una papeleta para votar, sabes que podrías ejercer un voto informado y responsable aunque, nunca nos deja de tentar la idea de aquel acto heroico que significa anular el primer voto como manifestación silente de desacuerdo.
Hace algunos años, no tenía importancia por quién votaríamos, anticipadamente sabíamos el resultado y sin embargo seguíamos votando “por-si-acaso”, hasta que llegamos a vivir la “democracia” con el triunfo de Vicente Fox en el 2000, lo cierto es que muchos de los ciudadanos votaron contra el PRI y a favor de Fox, (todo en un mismo voto…) además de reconocer que sin duda nuestro actual presidente tuvo una magnífica campaña de medios, que logró que algunos compraran la idea de un presidente en botas, en vaqueros y con la V de la victoria como argumento.
Lo que en realidad queríamos era tumbar al PRI, derrocarlo, pisotearlo y dejarlo sentado en la banca aunque sea por un sexenio.
Pienso lo que significa Fox para la historia y sin lugar a duda es un personaje importante pues finalmente es él el presidente del cambio… pero ahora, dejando atrás el resultado de nuestro voto desencantado pensemos en la corta y agonizante vida de nuestro siguiente sufragio.
El momento de la historia que estamos viviendo es crucial pues tenemos todavía la oferta hecha para ejercer un voto con conciencia, sin embargo sabemos que la conciencia de votar ya no es suficiente y es entonces cuando se plantean las siguientes posibilidades:
a) Mantener en el poder al PAN con el mismo método con el que Fox obtuvo el triunfo: “votando en contra de..” o lo que es lo mismo ejercer un voto a favor de Calderón para evitar que Madrazo o el Peje ganen la contienda.
b) Pensar en la posibilidad de asumir un gobierno nuevamente priista. (Alguien está tentado en votar por Madrazo?)
c) Beneficiar y sumarse al éxito de las encuestas del Peje
d) Emitir un voto chocolate a favor de los otros dos partidos para que al menos alcancen su registro ante el IFE y nuestro voto sea para algo útil…¿no?
Desgraciadamente nuestro ejercicio laboral se reduce a cuatro opciones en las que sabemos podría haber una respuesta correcta o podría no haberla.
Ahora, si reflexionamos un poco en torno a los resultados de las estadísticas, no sé si esa información sea un claro reflejo del candidato que podría ser el más fuerte e invencible o en su caso del candidato que el pueblo quiere y que por sus necesidades y los beneficios obtenidos están seguros que él es el adecuado y que por tal razón debe gobernarnos en los futuros 6 años.
Si tuviéramos la oportunidad de escribir la historia posible para México la ocasión de enriquecer nuestra experiencia nos dirigiría a probar un gobierno del candidato del sol naciente, ya que significaría en una cadena de acontecimientos históricos un gobierno del PRI, uno del PAN y uno del PRD. Necesitamos un México que a través de la experiencia genere una madurez para tomar decisiones con conciencia de lo que quiere para sí mismo y lo que de ninguna forma desea. ¿Cómo puede un ciudadano elegir algo que desconoce? ¿Qué nunca ha probado? ¿Qué no sabe si funciona o si no lo hace? Nuestros gobiernos no sólo serían de “cambios” pues iniciaríamos el camino hacia la alternancia lo que permitiría generar una conciencia mutua, por parte de los ciudadanos… que si no te satisface el trabajo del gobierno en turno, lo sacas de la jugada en la próxima elección, situación que nos permitiría hacerle saber a la gente de los partidos que tienen que aplicarse para hacer su chamba porque si no cumplen, sencillo: no juegan.
Uno de los principales miedos en las siguientes elecciones es el abstencionismo. ¿Qué pasa cuando la gente no vota? ¿Qué diferencia hay entre un voto que no se emite por apatía y un voto que no se emite por porque ninguna propuesta cumple las expectativas dignas de un voto? ¿Qué pasa también con esos “votos” que no se emiten para nadie, que son papeletas tachadas en su totalidad o dobladas en blanco?
¿Será entonces que el voto blanco y el abstencionismo tienen otra interpretación que no es la de la indiferencia? Que nos significa una lectura obligada y exigente hacía los partidos en forma de pregunta ¿es todo lo que pueden ofrecernos? ¿Acaso nos dirán como lograrán tantas promesas? Probablemente estaremos en medio de un escepticismo político, donde ni la conciencia de tener que ir y emitir un voto es suficiente para convencernos de hacerlo.
Creo pertinente, en este momento de la historia delegar en el pueblo ese poder de expresar cuando no es suficiente una propuesta, cuando el trabajo político de los partidos es insuficiente para ganarse un voto responsable de ambas partes. Cuando todas sus campañas tuvieran que ir para atrás, ser replanteadas y presentadas de nuevo incluso con un nuevo candidato. Este sería un panorama perfecto, tener el poder y el control de mandar a los partidos políticos y a sus candidatos a su casa a hacer la tarea y no volver sin ella hasta el próximo encuentro, sin embargo hoy lo único que nos queda pensar es que un voto en blanco permite que otro tenga mayoría y que un voto no ejercido no es ni de dios ni del el diablo lo que nos deja en un papel de indiferencia en el momento en el que pudimos ser parte de una decisión correcta e incorrecta, pero al fin de todo… nuestra.